Continúo mi ciclo y la segunda película elegida ha sido la taiwanesa Eternal Summer, de la que no esperaba gran cosa y al final me ha sorprendido agradablemente.
"You know, Jonathan? If you add my mark with yours, we make a perfect 100"
Jonathan (Bryant Chang) y Shane (Joseph Chang) se conocen desde pequeños. Shane era un niño problemático que no hacía más que alborotar en clase, y Jonathan, el delegado, fue elegido para vigilarlo y estarle encima para que se comportara. Desde entonces fueron inseparables. Ahora los dos chicos han crecido y se han convertido en dos guapos adolescentes, y siguen siendo los mejores amigos.
Pero llega un momento en la vida en la que todo empieza a cambiar, llegan los primeros amores, los desengaños, y nada puede seguir como era antes. Jonathan ha conocido a una chica, Carrie, en el periódico del instituto. Se llevan bien, congenian, y finalmente se deciden a iniciar sus primeros escarceos amorosos, pero en el momento de la verdad Jonathan no puede.

Y es que Jonathan siente cosas por su mejor amigo, cosas que van más allá de la pura amistad. Después de darse cuenta de sus sentimientos Jonathan se alejará de Shane, que a su vez se acercará a Carrie.
Eternal Summer tiene retazos de triángulo amoroso típico: chico enamorado de su amigo, que a su vez se enamora de la chica que estaba enamorada del primero, pero la dirección de Leste Chen hace que estemos ante una cinta muy destacable por su belleza.
Es una película llena de sentimientos, la soledad que sienten todos los personajes el más patente de ellos, explora una época difícil como la adolescencia en la que siempre se desea que nada cambie y que todo siga igual siempre, hasta que llega el momento de empezar a afrontar cosas y tomar decisiones y darte cuenta de que te vas haciendo adulto y no puedes conservarlo todo.
De Eternal Summer lo que más me ha gustado ha sido la relación que existe entre los tres protagonistas, cómo se van guardando cosas porque no quieren hacer daño a los otros, y cómo sufren los tres por culpa de los sentimientos que son inevitables.

Jonathan da mucha pena; obligado a cargar con el niño problemático, acabó queriéndole tanto que la amistad se convirtió en amor, y los sentimientos no correspondidos le corroen por dentro, tanto que no es capaz ni de estar cerca de su mejor amigo. Da mucha penita cuando está en el autobús llorando porque se acaba de enterar que Shane y Carrie están saliendo.
Pero el que más pena me da es Shane, que es el que más miedo tiene a quedarse solo, que no entiende porqué su amigo se aleja de él, que lo único que quiere es tener a las dos personas que quiere junto a él y que se siente dividido entre los sentimientos diferentes hacia su amigo y su novia.
Todo en esta película es precioso, muy cálido y pausado, ayudado por una banda sonora muy bonita que acompaña en los momentos más emotivos.
Los dos chicos protagonistas están estupendos en sus papeles, Bryant Chang está adorable y te dan ganas de abrazarle cada vez que está triste, pero sin duda alguna la estrella de la película es Joseph Chang, Shane, que está increíble en su papel, mostrando las emociones mejor que ninguno y dando vida a un personaje del que todos nos enamoraríamos.

Lo que se le puede achacar al filme es que no se moja demasiado al final dejándolo bastante abierto, aunque sinceramente, yo el final lo encontré precioso.
Me ha encantado, de verdad.
Nota: 8
Esta película está basada en una novela, pero según lo que he leído, me gustan los cambios que se han hecho al adaptarla al cine.
"You know, Jonathan? If you add my mark with yours, we make a perfect 100"
Jonathan (Bryant Chang) y Shane (Joseph Chang) se conocen desde pequeños. Shane era un niño problemático que no hacía más que alborotar en clase, y Jonathan, el delegado, fue elegido para vigilarlo y estarle encima para que se comportara. Desde entonces fueron inseparables. Ahora los dos chicos han crecido y se han convertido en dos guapos adolescentes, y siguen siendo los mejores amigos.
Pero llega un momento en la vida en la que todo empieza a cambiar, llegan los primeros amores, los desengaños, y nada puede seguir como era antes. Jonathan ha conocido a una chica, Carrie, en el periódico del instituto. Se llevan bien, congenian, y finalmente se deciden a iniciar sus primeros escarceos amorosos, pero en el momento de la verdad Jonathan no puede.
Y es que Jonathan siente cosas por su mejor amigo, cosas que van más allá de la pura amistad. Después de darse cuenta de sus sentimientos Jonathan se alejará de Shane, que a su vez se acercará a Carrie.
Eternal Summer tiene retazos de triángulo amoroso típico: chico enamorado de su amigo, que a su vez se enamora de la chica que estaba enamorada del primero, pero la dirección de Leste Chen hace que estemos ante una cinta muy destacable por su belleza.
Es una película llena de sentimientos, la soledad que sienten todos los personajes el más patente de ellos, explora una época difícil como la adolescencia en la que siempre se desea que nada cambie y que todo siga igual siempre, hasta que llega el momento de empezar a afrontar cosas y tomar decisiones y darte cuenta de que te vas haciendo adulto y no puedes conservarlo todo.
De Eternal Summer lo que más me ha gustado ha sido la relación que existe entre los tres protagonistas, cómo se van guardando cosas porque no quieren hacer daño a los otros, y cómo sufren los tres por culpa de los sentimientos que son inevitables.
Jonathan da mucha pena; obligado a cargar con el niño problemático, acabó queriéndole tanto que la amistad se convirtió en amor, y los sentimientos no correspondidos le corroen por dentro, tanto que no es capaz ni de estar cerca de su mejor amigo. Da mucha penita cuando está en el autobús llorando porque se acaba de enterar que Shane y Carrie están saliendo.
Pero el que más pena me da es Shane, que es el que más miedo tiene a quedarse solo, que no entiende porqué su amigo se aleja de él, que lo único que quiere es tener a las dos personas que quiere junto a él y que se siente dividido entre los sentimientos diferentes hacia su amigo y su novia.
Todo en esta película es precioso, muy cálido y pausado, ayudado por una banda sonora muy bonita que acompaña en los momentos más emotivos.
Los dos chicos protagonistas están estupendos en sus papeles, Bryant Chang está adorable y te dan ganas de abrazarle cada vez que está triste, pero sin duda alguna la estrella de la película es Joseph Chang, Shane, que está increíble en su papel, mostrando las emociones mejor que ninguno y dando vida a un personaje del que todos nos enamoraríamos.
Lo que se le puede achacar al filme es que no se moja demasiado al final dejándolo bastante abierto, aunque sinceramente, yo el final lo encontré precioso.
Me ha encantado, de verdad.
Nota: 8
Esta película está basada en una novela, pero según lo que he leído, me gustan los cambios que se han hecho al adaptarla al cine.
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